4 ene 2014

Batman, la broma asesina



Batman: la broma asesina es una de las obras que redefinió la forma de interpretar a los superhéroes, su artífice, Alan Moore, creador además de Los vigilantes La cosa del pantano, dejó una huella indeleble en el mundo de las  historietas. 


Publicada en 1988, la novela gráfica ilustrada por Brian Bolland, enfrentó al tan fértil Batman (en su concepto), con temas existenciales que parecían ocultos dentro de los números distribuidos a niños y adolescentes desde los años 40s: la locura, el enfrentamiento entre antagónicos y el trauma brutal en los personajes, llevado a un campo deprimente, donde el villano pudo salir del infierno de la moralidad para declararse como una víctima de las circunstancias de la vida, en una destructiva transformación hacia la psicopatía, donde no existe retorno.
















Las nuevas generaciones están más apegadas a la figura del Joker gracias a la película de Christopher Nola El caballero de la noche, donde el principal enemigo de Batman está acomodado en el terrorismo, más que en el robo vulgar de las primeras historietas donde aparecía. El personaje en el filme gira alrededor del anarquismo y el caos como expresiones natas de la locura,  como una liberación de las ataduras sociales, el dolor, el trauma o la hipocresía moderna. Moore es el padre de esta estructura, sólo que su Joker, en vez de plantear el caos, plantea la locura como un idea principal, como el anestésico perfecto para escapar del suicidio.


La broma asesina nos sorprende con un villano que posee una carga de perversión diferente al del criminal común, el modo de atacar, de transgredir la ley, tiene que ver con una agresión sexual (como desnudar y tomarle fotos a la hija del comisionado Gordon mientras ésta está sangrando por un tiro en el abdomen) . En esta novela gráfica ocurre algo importante dentro del mundo de los comics, una revolución , el villano no rompe las leyes jurídicas, sino las morales, en una transformación para generar a un verdadero hijo de puta.

La historia, aunque breve, cobra la sensibilidad del lector con una exposición de brutalidad y juego filosófico, en torno, como ya se dijo, a la locura. Además se aprecia una excelente ilustración que le da una obscenidad estética a la cara deforme del Joker. Algunos se preguntarán ¿Y Batman? Allí está el asunto, el murciélago (para beneficio o desgracia) pasa a segundo plano, ante la figura más compleja y agresiva de su rival.  




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